Splash Natación | NATACIÓN PARA BEBÉS. LA IMPORTANCIA DE LOS PADRES EN LA INICIACIÓN. ¿QUÉ DEBEN SABER?
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NATACIÓN PARA BEBÉS. LA IMPORTANCIA DE LOS PADRES EN LA INICIACIÓN. ¿QUÉ DEBEN SABER?

Los padres deben afrontar la fase de aprender a nadar de la misma manera que afrontan la fase de aprender a andar.

La natación practicada por el bebé en compañía de sus padres, constituye un agente educativo de primera línea para la educación física en la primera edad.

La actitud debe ser estimulante, elogiando siempre cualquier progreso, animando y comunicando a la familia sus avances.

El momento de preparar al bebé para entrar en clase debe ser siempre un motivo de alegría.

¿Qué deben saber los padres?

La presencia de los padres es necesaria e importante.

Los papás deben colocarse siempre de frente a los bebés.

No debe haber comparación entre los bebés (los niveles psicomotores son diferentes).

Use siempre posiciones naturales y seguras.

Hable, juegue y sonría a su bebé.

Preste atención a su bebé, muchos papás se distraen y hacen que traguen agua.

Hay que tener en cuenta que el bebé se tiene que adaptar a un nuevo mundo (profesor, temperatura, instalaciones…), sea paciente.

Procure entrar con el bebé siempre por el mismo lugar y de la misma manera.

Los padres deben tener una actitud firme a la hora de ejecutar los ejercicios.

Es muy importante no transmitir el miedo de los papás a los bebés.

Se deberán repetir los ejercicios para un mejor aprendizaje de los mismos.

Es imprescindible seguir en todo momento las indicaciones del profesor.

Es obligatorio el uso de gorro de baño.

La educación va mucho más allá de una mera transmisión de conocimientos, no es un problema de contenidos que hay que enseñar, es un proyecto que debe dar sentido al presente y que tiene que orientar el futuro, desarrollando, en libertad, todas sus capacidades intelectuales, afectivas, sociales, éticas y corporales.

Una actitud de los padres demasiado rígida y autoritaria, que encierre al niño en un sistema de reglas estrictas, va a dar lugar a la pasividad y a la dependencia. Una actitud flexible, pero no carente de autoridad, proporcionará un mejor desarrollo neuromotor e intelectual.

La manera más natural de introducir al bebé en el agua es sujeto por su madre, padre o tutor y/o el profesor, ya sea por las axilas (en posición vertical) o en posición horizontal con ambas manos, incluso abrazándolo, como si lo meciéramos. Casi todo el proceso educativo se basa en la estimulación constante de múltiples variaciones, con diferentes apoyos y agarres que provoquen la búsqueda del equilibrio por parte del bebé, de una manera suave, gradual y natural.

Si le dejáramos solito sin ayuda o apoyo alguno, el bebé reaccionaría de forma instintiva tratando de sobrevivir con los reflejos innatos de los que dispone de forma global (respiratorio, enderezamiento vertical, movimientos de flexión y extensión generalizados), en lo que hemos denominado reflejo subacuático o buceo. Con algunas inmersiones propuestas al bebé, éste aprende a desplazarse sumergido bajo el agua con cierta libertad

Con maniobras lentas, repetitivas, suaves, naturales y sin sobresaltos, el bebé disfruta de la adquisición de las habilidades motrices acuáticas básicas (de forma progresiva), pasando de las respuestas reflejas a las conductas acuáticas elementales como son la flotación, el desplazamiento con movimientos espontáneos y los giros sobre el eje longitudinal, que en un principio necesitarán de la estimulación requerida, para luego hacerse de forma voluntaria. Incluso, al final del primer año, se lanzan al agua.

 

Marcelo Doranen Ramos

Laura Santamaría Asensio